“Lo que yo he hecho con vosotros, hacedlo también vosotros”
Cuando un amigo se va para siempre, recordamos con el corazón sus últimas palabras, los últimos ratos que hemos pasado juntos. Los amigos de Jesús recuerdan algo que hizo en la última cena y que les sorprendió mucho: Jesús había lavado los pies de los discípulos. Este gesto de Jesús les desconcertó. Existía la costumbre de que al llegar alguien de visita, como prueba de buena acogida, un criado le lavara los pies para limpiárselos del polvo que habían ido cogiendo en los caminos de Palestina. Este gesto era una muestra de hospitalidad. Los apóstoles no tenían criados en sus casas, pero tenían su orgullo y dignidad y el gesto de Jesús les desconcierta y ofende. No acaban de entender lo que el Maestro tantas veces había querido decirles: El primero entre vosotros será vuestro servidor. Jesús quiere que entre nosotros, los cristianos, no haya funciones para el lucimiento personal, sino amor servicial que une a los hermanos.
En este espíritu es que nuestra comunidad celebró un hermoso rito: el lavado de pies, gesto que muestra la humildad del Hijo de Dios. Alumnos de los distintos cursos recrearon este hermoso gesto.
Deseamos a toda la comunidad educativa que esta Semana Santa sea oportunidad de encontrase con Dios y entre ustedes, repitiendo los gestos del inmenso amor que Dios tienen por cada uno de nosotros.